jueves, 21 de mayo de 2009

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martes, 19 de mayo de 2009

Escapar

Últimamente parece que las bodas me acechan cada vez más. No porque me inviten a muchas, sino porque la gente de mi edad empieza a casarse y a mi me dan ganas de salir corriendo.

Podríamos decir que soy jovencita. Me aventuraría, incluso, a decir, que soy casi la “peque” entre todos los que me leéis. Nunca he dicho la edad, ya no tanto por el anonimato, sino porque me han juzgado muchas veces por mi edad sin conocerme y casi siempre se equivocaban. Pero ya los años van pesando un poquito y empiezo a entrar en la edad de los casamientos, seguro que sabéis de qué hablo.

Hace poco tiempo, estando en un pub con unos amigos, empezaron a entrar invitados de una boda (cosa muy típica en los pueblos). La sorpresa llegó cuando vi a la novia: fuimos compañeras en el colegio…

Me agobié y acabé por irme del local. Me cuesta mucho entender que la aspiración de una persona de mi edad sea casarse, comprarse un piso en el pueblo y permanecer así para el “resto” de los días… Para mi es poco menos que tirar tu vida a la basura, como si ya no tuvieras más metas, como si ahí se acabara todo… un “suicidio”.


Sé que no puedo pretender que todo el mundo piense como yo, pero me da pena, me da la sensación de que tienen una venda en los ojos, de que no quieren luchar por “algo más”… Seguramente me equivoque, ese “algo más” no exista para ellos y sean felices así.

Yo sí lo necesito, necesito salir, descubrir mundo, luchar por mí misma… y luego, el tiempo dirá.

martes, 5 de mayo de 2009

Situaciones extremas

Había acabado de comer y me estaba tomando un café (me estoy quitando de la siesta… snif snif) cuando escucho: ¡Humo!, ¡Fuego! Salgo al descansillo y está la vecina de enfrente sentada en las escaleras viendo como se quemaba su piso… Ya os podréis imaginar la que se ha montado.

Llamé a los bomberos, empecé a avisar a los vecinos para que salieran a la calle….los que podían, los que no: histéricos, la calle cortada, gritos... No ha habido daños personales (menos mal!) pero si muchísima tensión y daños materiales. Al final todo ha quedado en un susto, todas las zonas comunes llenas de agua, hollín y el piso de enfrente destrozado por completo.

Como positivo decir que dada la experiencia y alguna otra anterior me he dado cuenta de que en situaciones “extremas” reacciono bien, con frialdad, ejecutando los pasos que en ese momento se requieran, rápida y efectiva. Eso sí, después me da el bajón y me puede pasar como hoy, que me he puesto a llorar como una magdalena en mitad de la calle jejeje pero bueno, el peligro ya había pasado.