domingo, 28 de marzo de 2010

Caminando

El tiempo pasa y pasa… y hay etapas que acaban para comenzar otras nuevas. Antes necesitaba escribir, contaba todo lo que se me ocurría y ahora hay días que ni enciendo el ordenador.

Mi vida ha cambiado de rumbo, mis prioridades son distintas e intento sobrellevarlo como mejor puedo. Nunca escribí por obligación, siempre por necesidad, por placer, pero ya no me lo pide el cuerpo, sería una carga más, y no tengo tiempo para sostenerla.

En definitiva, he cambiado, he crecido aunque siga conservando lo que me define. Intento ser feliz, evitar problemas, afrontarlos sin dramatizar, mantener el tipo, dosificar mi carácter y sobre todo avanzar.

No sé cuál es el final de este camino, pero intento no precipitarme cuando hay baches y detenerme para observar las flores que crecen alrededor.

Pd: Un abrazo para todos, espero que la vida os vaya sonriendo.


lunes, 22 de junio de 2009

Salga el Sol por donde salga.

Me molesta muchísimo que la gente quiera hacer las cosas porque sus cojones mandan, porque para cojones los míos.

Después de esto… os cuento. Tengo que lidiar con un personajillo así, el problema se agrava cuando a su alrededor tiene un séquito que le ríe las gracias, al que le falta personalidad para decidir por sí mismo y se deja llevar por la corriente. ¿Qué ocurre? Él poco a poco se va creciendo creyéndose Dios todopoderoso... hasta que se ha topado conmigo.

Durante mucho tiempo me he mantenido al margen porque más o menos “convivíamos” sin rozarnos mucho y llevábamos el mismo rumbo. Esta semana nuestro rumbo es distinto y yo no soporto que me impongan nada. Más si cabe cuando él no es el que tiene que tomar decisiones de grupo. Y por otro lado, el grupo no está de acuerdo con él, pero no tienen lo que hay que tener para plantar sus decisiones sobre la mesa y defenderlas sin tapujos.

Al final acabo siendo yo la mala… aunque en realidad me da igual. El problema es que no sé cómo acabará la cosa. Yo tengo mucha paciencia, pero cuando la rebasan me da igual todo. Salga el Sol por donde salga.

Pd: Necesitaba desahogarme.

jueves, 21 de mayo de 2009

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< 20 minutos

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martes, 19 de mayo de 2009

Escapar

Últimamente parece que las bodas me acechan cada vez más. No porque me inviten a muchas, sino porque la gente de mi edad empieza a casarse y a mi me dan ganas de salir corriendo.

Podríamos decir que soy jovencita. Me aventuraría, incluso, a decir, que soy casi la “peque” entre todos los que me leéis. Nunca he dicho la edad, ya no tanto por el anonimato, sino porque me han juzgado muchas veces por mi edad sin conocerme y casi siempre se equivocaban. Pero ya los años van pesando un poquito y empiezo a entrar en la edad de los casamientos, seguro que sabéis de qué hablo.

Hace poco tiempo, estando en un pub con unos amigos, empezaron a entrar invitados de una boda (cosa muy típica en los pueblos). La sorpresa llegó cuando vi a la novia: fuimos compañeras en el colegio…

Me agobié y acabé por irme del local. Me cuesta mucho entender que la aspiración de una persona de mi edad sea casarse, comprarse un piso en el pueblo y permanecer así para el “resto” de los días… Para mi es poco menos que tirar tu vida a la basura, como si ya no tuvieras más metas, como si ahí se acabara todo… un “suicidio”.


Sé que no puedo pretender que todo el mundo piense como yo, pero me da pena, me da la sensación de que tienen una venda en los ojos, de que no quieren luchar por “algo más”… Seguramente me equivoque, ese “algo más” no exista para ellos y sean felices así.

Yo sí lo necesito, necesito salir, descubrir mundo, luchar por mí misma… y luego, el tiempo dirá.

martes, 5 de mayo de 2009

Situaciones extremas

Había acabado de comer y me estaba tomando un café (me estoy quitando de la siesta… snif snif) cuando escucho: ¡Humo!, ¡Fuego! Salgo al descansillo y está la vecina de enfrente sentada en las escaleras viendo como se quemaba su piso… Ya os podréis imaginar la que se ha montado.

Llamé a los bomberos, empecé a avisar a los vecinos para que salieran a la calle….los que podían, los que no: histéricos, la calle cortada, gritos... No ha habido daños personales (menos mal!) pero si muchísima tensión y daños materiales. Al final todo ha quedado en un susto, todas las zonas comunes llenas de agua, hollín y el piso de enfrente destrozado por completo.

Como positivo decir que dada la experiencia y alguna otra anterior me he dado cuenta de que en situaciones “extremas” reacciono bien, con frialdad, ejecutando los pasos que en ese momento se requieran, rápida y efectiva. Eso sí, después me da el bajón y me puede pasar como hoy, que me he puesto a llorar como una magdalena en mitad de la calle jejeje pero bueno, el peligro ya había pasado.

lunes, 27 de abril de 2009

¿Dónde lo conociste?

Ésta es la pregunta típica de la gente cuando se entera que tengo pareja.


Odio esa pregunta porque nunca sé qué contestar. Está demostrado que queda mal decir que nos conocimos por Internet y la gente te pregunta más cosas si cabe. No sé muy bien porqué pero eso crea mucha desconfianza y se ve como algo oscuro. Y digo yo: ¿te puedes fiar de un tipo que conozcas en una discoteca y no de alguien que conozcas a través de la red?

Por otro lado conocernos si que nos conocimos por Internet, hace ya unos 7 años. Pero fue el día en que nos conocimos en persona cuando surgió todo. No teníamos intención de nada antes de ese día.

Con todo esto, a partir de ahora, hemos quedado en que obviaremos el tema Internet, al menos, en preguntas por compromiso.

jueves, 23 de abril de 2009

Agrio

Ya os he contado muchas veces que cuando estoy más estresada es cuando se me ocurren más cosas que contar en el blog, pues bien, hoy al ver una foto me ha traído recuerdos. Si el post anterior no era apto para diabéticos, digamos que este es algo agrio.

Allá por mis 16 años estaba yo sentada en un banco, en el parque de mi pueblo, esperando a unos amigos para ir a comprar las cosas para una barbacoa. A los pocos minutos de estar allí sentada se me acerca un abuelete. Por ese entonces cuando veía a un abuelo me recordaba a los míos: personas entrañables.. Pero ese día aprendí una gran lección: a mi me sobraba inocencia (muuuuucha) y al abuelo, no sólo le faltaba, sino que era un sin vergüenza.

Se sentó a mi lado y me dio dos besos, básicamente me forzó a dárselos. Al principio estaba tan descolocada, me pilló de improviso y no sabía ni cómo reaccionar. Yo esperaba a una persona entrañable y me encontré con un viejo verde que me estaba desnudando con la mirada con la intención de aprovecharse claramente de mí. A pesar de ser educada, de negarme tajantemente una y otra vez ante su propuesta de invitarme a “tomar algo”, él viejo (porque ya dejó de ser abuelete, ya era viejo jeje) seguía insistiendo.

Al poco rato llegó uno de mis amigos y nos fuimos, pero ese día, sin duda, se me cayó la venda de los ojos.

Después de ese incidente me lo he vuelto a encontrar y ha vuelto a intentar hablar conmigo, aunque dudo que se acuerde de mí, supongo que sus gustos nunca cambiarán. Y yo, por educación, he mostrado total indiferencia. Eso si, a partir de ese día, los viejos verdes que me he encontrado han salido por patas..

lunes, 20 de abril de 2009

Dulce

Lo primero que hago al entrar a casa es mirar el teléfono, con la ilusión de que la lucecita roja esté parpadeando: un mensaje tuyo en el contestador. Corriendo, suelto todo lo que lleve y me siento a escucharlo. Me encanta ese momento, aunque sólo sea para saludarme, para preguntar ¿cómo estás?..


Disfruto de las cosas más cotidianas si estás a mi lado. No me hace falta un superplan contigo, con estar, es suficiente. Adoro esos instantes, en los que aunque esté cayendo una tormenta alrededor nuestra, no somos capaces de contener la sonrisa al mirarnos.

Me emociona, no sabes cuanto, la forma que tienes de cuidarme. Siempre tengo tu abrazo cuando hay momentos de debilidad. Eres el único que, aunque guarde silencio, sabe cómo me siento.

Admiro tu apoyo absoluto, a pesar de que mis circunstancias lo condicionen todo. La mayoría habría salido huyendo.

Por eso y mucho más: muchas gracias.

sábado, 4 de abril de 2009

jueves, 19 de febrero de 2009

Colores

Si algo he aprendido este último año es que nada, absolutamente nada, es para siempre. Cuando eres niño piensas que todo está tan lejos… que nunca llegará. Siempre estarás en tu casa, con tu familia, con los que te quieren, con tus juguetes… y todo es de color de rosa. A día de hoy todo eso se ha perdido y el rosa se ha transformado en un gris enegrecido que, desde hace ya tiempo, cambia de gris a negro sin parar.

He dicho de nuevo hasta siempre, la tercera vez en un año y sin duda, la peor, aún no me lo creo. Esto, entre otras muchas cosas de la nube negra que tengo instalada sobre mi cabeza, te da que pensar. Si ayer hubiera tenido que decidir qué camino escoger, hubiera elegido el más fácil, sin dudarlo un instante. Lo hubiera cambiado todo por completo e intentaría ser feliz, sin más, aunque no fuera lo “correcto”. Pero por otro lado, nunca debes precipitarte en tus decisiones y por eso continuo por inercia sin saber muy bien hacia dónde.

Me considero fuerte, pero hay veces que ni eso te salva de caerte. Yo llevo el récord de caídas y levantadas en un año. No espero volver a ver el rosa, pero deseo, con todas mis fuerzas, que el negro me deje respirar porque empiezo a quedarme sin aire y creo que no me lo merezco.