lunes, 27 de abril de 2009

¿Dónde lo conociste?

Ésta es la pregunta típica de la gente cuando se entera que tengo pareja.


Odio esa pregunta porque nunca sé qué contestar. Está demostrado que queda mal decir que nos conocimos por Internet y la gente te pregunta más cosas si cabe. No sé muy bien porqué pero eso crea mucha desconfianza y se ve como algo oscuro. Y digo yo: ¿te puedes fiar de un tipo que conozcas en una discoteca y no de alguien que conozcas a través de la red?

Por otro lado conocernos si que nos conocimos por Internet, hace ya unos 7 años. Pero fue el día en que nos conocimos en persona cuando surgió todo. No teníamos intención de nada antes de ese día.

Con todo esto, a partir de ahora, hemos quedado en que obviaremos el tema Internet, al menos, en preguntas por compromiso.

jueves, 23 de abril de 2009

Agrio

Ya os he contado muchas veces que cuando estoy más estresada es cuando se me ocurren más cosas que contar en el blog, pues bien, hoy al ver una foto me ha traído recuerdos. Si el post anterior no era apto para diabéticos, digamos que este es algo agrio.

Allá por mis 16 años estaba yo sentada en un banco, en el parque de mi pueblo, esperando a unos amigos para ir a comprar las cosas para una barbacoa. A los pocos minutos de estar allí sentada se me acerca un abuelete. Por ese entonces cuando veía a un abuelo me recordaba a los míos: personas entrañables.. Pero ese día aprendí una gran lección: a mi me sobraba inocencia (muuuuucha) y al abuelo, no sólo le faltaba, sino que era un sin vergüenza.

Se sentó a mi lado y me dio dos besos, básicamente me forzó a dárselos. Al principio estaba tan descolocada, me pilló de improviso y no sabía ni cómo reaccionar. Yo esperaba a una persona entrañable y me encontré con un viejo verde que me estaba desnudando con la mirada con la intención de aprovecharse claramente de mí. A pesar de ser educada, de negarme tajantemente una y otra vez ante su propuesta de invitarme a “tomar algo”, él viejo (porque ya dejó de ser abuelete, ya era viejo jeje) seguía insistiendo.

Al poco rato llegó uno de mis amigos y nos fuimos, pero ese día, sin duda, se me cayó la venda de los ojos.

Después de ese incidente me lo he vuelto a encontrar y ha vuelto a intentar hablar conmigo, aunque dudo que se acuerde de mí, supongo que sus gustos nunca cambiarán. Y yo, por educación, he mostrado total indiferencia. Eso si, a partir de ese día, los viejos verdes que me he encontrado han salido por patas..

lunes, 20 de abril de 2009

Dulce

Lo primero que hago al entrar a casa es mirar el teléfono, con la ilusión de que la lucecita roja esté parpadeando: un mensaje tuyo en el contestador. Corriendo, suelto todo lo que lleve y me siento a escucharlo. Me encanta ese momento, aunque sólo sea para saludarme, para preguntar ¿cómo estás?..


Disfruto de las cosas más cotidianas si estás a mi lado. No me hace falta un superplan contigo, con estar, es suficiente. Adoro esos instantes, en los que aunque esté cayendo una tormenta alrededor nuestra, no somos capaces de contener la sonrisa al mirarnos.

Me emociona, no sabes cuanto, la forma que tienes de cuidarme. Siempre tengo tu abrazo cuando hay momentos de debilidad. Eres el único que, aunque guarde silencio, sabe cómo me siento.

Admiro tu apoyo absoluto, a pesar de que mis circunstancias lo condicionen todo. La mayoría habría salido huyendo.

Por eso y mucho más: muchas gracias.

sábado, 4 de abril de 2009